Flotando en el vacío. No existo para nadie. No
existo para ti.
Desde temprano, el corazón agitado por una llamada
que nunca llegará,
Por un encuentro que no se producirá.
Señalada
queda la fecha en la agenda. Un círculo rojo sobre un fondo blanco.
Hoy estaba
escrito que estaría entre tus brazos, que sentiría tu calor pegado a mi
piel, que tus manos me recorrerían aliviado mis dolencias, que tu respiración
sincronizada a la mía nos abriría la puerta del cielo o nos sumiría en el más
profundo infierno. Voluntaria bajaría, a los dominios del Dante cogida a tu mano, para perdernos
en ese abismo que ambos presentimos. Retorcernos en las llamas sería
fundar nuestro propio paraíso.
Quizás tú y
yo sólo podamos vivir en esa dimensión, en esa irrealidad que hacemos posible
cuando respiramos juntos, cuando las murallas se bajan, cuando los cocodrilos
de tu fosa duermen, y un beso en tu cuello es un puente para llegar a tu boca,
y tus labios finos, voluntariamente cerrados, por fin se entreabren invitando
a mi lengua a hospedarse en su humedad. Y así llego a tu corazón, te siento
aflojar los músculos a mi contacto, la energía que sube por tu columna, y yo,
frágil, con todo el miedo del mundo asomado a mis dedos, yo que antes me
hubiera quedado quieta, pasiva, temerosa, despierto en mi esa diosa callada, y
me entrego, a tu capricho, a tu deseo, a tu dualidad, a tu lucha atormentada.
Siempre a la espera de quién ganará la batalla, si el mundo de horarios y
compromisos, de realidades y esquemas, o la magia anhelada, el puerto seguro
que nos hace inmortales, al menos
durante esa hora y media en que estamos juntos.
VRFC
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